martes, 6 de noviembre de 2012

EL LEÓN DE FLANDES.






Cada cierto tiempo iremos hablando de ciclistas que con el paso del tiempo se han convertido en auténticos mitos.

Uno de ellos es el belga Johan Museeuw.

Auténtico icono en Bélgica, se le empezó a conocer como sprinter ganando etapas en el Tour de Francia. Poco después evolucionó a clasicómano, dónde alcanzó el status de leyenda especialmente en Flandes, de ahí su sobrenombre.
Gana en 1.993, 1.995 y 1.998 con una superioridad y dominio aplastantes y aún hoy es el corredor con más podios en dicha carrera, al igual que en Roubaix.




Sigue ostentando el honor de ser el único ciclista que ha ganado en un mismo año Campeonato del Mundo y (la ya extinta..) Copa del Mundo.




Su primera París-Roubaix la conquista en el 96 envuelto en polémica.
Conocida por todos era su estrechísima relación con Patrick Lefevere, reconociendo años después el francés que jamás tuvo una relación tras estrecha con ningún corredor.
Precisamente una llamada de teléfono de éste a Squinzi (director del Mapei en esa carrera) fué la que determinó el orden de llegada al velódromo de los tres corredores de la escuadra italiana.
Realmente fué "curioso" ver a Taffi y Bortolami esperar al belga cuándo éste pinchó varias veces. Tampoco tenían otra opción al ser advertidos y amenazados por parte de la dirección técnica.
Cualquiera de los tres mereció ganar en aquella ocasión. Les pasó de todo.
Pero por aquella época el ciclista que pujaba al alza era Johan y para un belga ganar tanto en Flandes como Roubaix no tiene precio.




Ese mismo 1996 se proclamaba Campeón del Mundo lo que le situaba en lo más alto de su carrera, atesorando ya por entonces un envidiable palmarés.
Pese a ello siempre se vió empequeñecida su victoria en el Infierno del Norte por producirse de la manera en la que se produjo.
Pero empezaba a forjarse el mito.

1998 parecía ser su año. Tras vencer en Flandes, dónde no había tenido suerte hasta entonces primero por un fallo personal al medir mal el sprint con Bugno y posteriormente por uno mecánico y no poder contestar al fenomenal ataque de Bartoli en el Kappelmuur, tenía a tiro la posibilidad de conseguir el doblete histórico si conseguía su segundo adoquín.
Favorito indiscutible tras su exhibición en los muros adoquinados la semana anterior todo se iba al traste en el Bosque de Arenberg, dónde caía y se dañaba la rótula de gravedad.



Una infección complicaba aún más la lesión, entraba en coma y durante 15 días se temió incluso por su vida.
Tras innumerables dictámenes médicos e infinidad de operaciones se habla de su retirada.

Sólo él sabe lo que pudo llegar a sufrir para volver a lo más alto.
Al año siguiente vence en A través de Flandes, la hermana pequeña que se disputa 3 días antes.

En abril del año 2000 entra sólo en el velódromo de Roubaix tomándose cumplida vengaza por todo lo sufrido anteriormente, señalándose la rodilla izquierda al cruzar la línea de meta.



Nada que ver con su anterior victoria 4 años antes, ahora sí se convertía en leyenda imperecedera de este deporte no sólo por sus títulos, de hecho hay ciclistas más trascendentes ó con mejor palmarés, sino por la manera de sobreponerse a la fatalidad y volver a lo más alto.

Pero no todo iba a ser de color de rosa ese año. La suerte le fué esquiva ya que en agosto sufre un accidente de motocicleta teniendo que volver a empezar de cero.
Vuelve a reponerse y dos años después vuelve a ganar en Roubaix tras un ataque brutal a 40 kms. de meta en Mons en Pevelè.

Ya se encontraba por encima del bien y del mal.

Impresionaba sobremanera su forma de entrenar.
Amante de rodar y entrenar solo durante largos períodos de tiempo para los que acostumbra un profesional, llegando a los 4 meses de soledad, tenía claro que sus objetivos y los entrenos para ello no eran compatibles con los de un gran grupo.
Cuando se empezó a popularizar el entreno con pulsómetro era habitual que la práctica totalidad del entreno lo hiciera "en la zona roja", basándose en una velocidad determinada independientemente del esfuerzo que supusiera mantener ese esfuerzo.
Su compañero y amigo Wilfried Peeters afirmaba con rotundidad que "el 95% de los pros no sería capaz de mantener esos ritmos de entreno".
Asímismo y después de los pocos entrenos grupales a los que acudía, siempre rodaba media hora más.
Mentalmente era fundamental para él.

Abiertamente reconocedor de haberse dopado, confesión hecha en enero de 2007 y por la que fué condenado a 10 meses de cárcel, afirmó que durante los 80 y 90 formaba parte del estilo de vida del ciclista profesional.
Por contra sí afirma que el ciclismo actual es bastante más limpio de lo que era anteriormente.


3 Flandes, 3 Roubaix, Amstel, Campeón del Mundo, París-Tours, Campeón Belga, Zurich, etc....
16 años de profesional. 104 victorias.

Palmarés exquisito al que sólo ciclistas como su protegido Tom Boonen parece que puedan aspirar a igualar.


Fuentes: Biciclismo y cozybeehive.blogspot.com. 
Fotos: Cycling news.


Saludos.

DavidP.





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